CORIA ADELA
Capítulos de libros
Título:
Presencia y aportes de Edith Litwin en la Universidad Nacional de Córdoba.Influencias y mediaciones. Palabras para hablar de maestros
Libro:
Homenaje a Edith Litwin
Editorial:
Eudeba
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2014; p. 139 - 148
Resumen:
Introducción. De todos los libros que Edith Litwin ayudara a recorrer en su larga travesía por la ciudad mediterránea, dos fueron los que más me impactaron, han nutrido nuestros programas de enseñanza en Didáctica, y hoy retornan nada más y nada menos que para pensar en ella misma. Me refiero a Philip W. Jackson y a Philippe Meirieu. Retoma textualmente Jackson a Adams: `Un educador presume eternidad´, escribió una vez Henry Adams, ´Nunca puede decir donde cesa su influencia´?Frase en homenaje a la docencia -?Inspirador, certero, conciso?, dice Jackson (2002: 79)- es contrastada por él con la vida mundana, el minuto a minuto de la clase, y expandida hacia la pregunta que no solo interroga el final de la influencia, sino que pone en discusión no saber con seguridad ?dónde comienza su influencia? (2002: 80). Cierre concluyente: ??los límites de la influencia de un docente permanecen siempre en la oscuridad. Este es el destino de todos los que enseñan; de aquí a la eternidad, incertidumbres a granel?. (Jackson, 2002: 104). Puesta a recuperar los hilos de una memoria que sabemos esquiva y nunca clausurada, esas palabras y reflexión de Jackson podrían pensarse como espejo en el que se proyecta la imagen de Edith Litwin. No sabemos realmente cómo se fue deslizando su huella a través de sus palabras y gestos que en nuestro ámbito académico, en nuestras propias invenciones, todavía hoy se hace presente. Edith es alguien a quien siempre citamos. Edith es alguien a quien siempre convocamos para pensar, dialogar, debatir intensamente. Y es preciso decir que fue ella quien hizo accesible este texto de Jackson hace ya más de diez años, pues fue uno de los trabajos maestros que decidió incluir en la Colección Educación que ella misma dirigió para socializar el conocimiento producido en múltiples otros contextos. Pero así como es incierto el modo y el tiempo en que se ejerce influencia, es genuina y determinable la búsqueda, pretensión y legitimidad de querer ejercerla, como Philippe Meirieu lo destaca en la obra ?La opción de educar. Etica y Pedagogía?. Muy tempranamente ?y mucho antes que se generalizara como una perspectiva pedagógica de relevancia en nuestro contexto nacional- la profesora Litwin acercaba esa obra interponiendo, interrumpiendo, interpelando el tratamiento de cada idea o unidad temática de un Seminario de posgrado en el campo didáctico con las preguntas y reflexiones ético-políticas del pedagogo francés, ni bien había sido traducida y publicada en España (2001). Esa fue -como a menudo- su enseñanza principal: poner a disposición su construcción didáctica como objeto de análisis, reconstruyendo la clase, sus razones, sin ritualizar, afectada y afectándonos con su propia invención. Edith Litwin ejercía influencia siendo ella misma mediadora de muchos otros. Le encantaba serlo, y a nosotros, dejarnos sorprender. Había ocurrido mucho antes, hacia 1994, un encuentro personal en México en el marco de un Seminario Internacional sobre Tecnología Educativa organizado por el ILCE en el Distrito Federal. A propósito de una afirmación espontánea donde expresé que nosotros la sentíamos como una de nuestras ?maestras?, ella respondió con afecto y transparencia: ?vos no sos mi discípula?. Edith tenía muy claro quiénes sí lo eran. Estaban allí con ella. Lo que quizás no había aún advertido fue la marca que dejó, el enorme influjo que ejerció en nuestros modos de abordar los temas de nuestro campo, aún cuando frecuentáramos referencias teóricas en algunos casos hasta contrapuestas. Intuí en ese acto que las influencias no tienen derroteros estrictamente definidos, son erráticas, tienen lagunas, y que se puede aprender de muchos maestros, aunque desde ese lugar también se es legítimamente libre para elegir los destinatarios privilegiados de alguna herencia. Sin ser entonces estrictamente ?discípulos?, Edith Litwin ejerció una importante e intensa influencia en equipos y en el trabajo en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC en particular durante los ´90, al menos en dos cuestiones centrales: en tiempos de institucionalización de su Centro ?hoy Departamento- de Educación a Distancia, y en el inicio de un complejo y prolongado proceso de redefinición de sus planes de estudio, convocado por el Decanato entonces a cargo de la también maestra y siempre presente Hebe Goldenhersch. En estas líneas se reconstruyen algunos de sus aportes para la conformación de un modo de entender la Educación a Distancia en esa Facultad y otras proyecciones de su pensamiento para pensar ese campo en la Universidad en su conjunto.